Después de devolver el coche a Ciudad del Cabo y despedirme de Judith, empezaba mi ruta hacia Johannesburgo. Tenía dos semanas para llegar allí, donde tenía que coger el avión de vuelta a casa el 14 de diciembre. De Ciudad del Cabo a Johannesburgo hay más de 2000 km si se va por la costa, así que me quedaban muchas horas de carretera. En Sudáfrica hay una empresa, Baz Bus, que ha ideado un sistema de transporte para mochileros y viajeros independientes que está bastante bien. Sus autobuses unen Ciudad del Cabo con Johannesburgo, pasando por Port Elizabeth y Durban, y parando en la mayoría de puntos interesantes de la costa. Lo que lo diferencia de otros autobuses es que Baz Bus tiene acuerdos con la mayoría de hostales de mochileros que están en la ruta y el autobús te recoge y te deja en cualquiera de ellos. Además, se paga un “pase” para varios días y durante ese tiempo puedes pararte tantas veces como quieras en la ruta. Es el concepto conocido como “Hop-on Hop-off bus”. La verdad es que sale un poco más caro que viajar con autobuses más locales. Pero si tienes en cuenta que te dejan en la puerta, con lo que te ahorras en taxis, al final la diferencia de precio es poca. Como tenía el tiempo bastante justo y ya estaba bastante cansada de moverme en transporte público, decidí comprar el pase de Baz Bus para dos semanas. El bus en realidad es un minibús bastante incómodo, con asientos estrechos y no reclinables. Además, va bastante lento porqué va parando continuamente a dejar y a recoger gente. Pero igualmente, si vas con paciencia, algo que has sido indispensable para todo el viaje, sigue siendo bastante práctico. Hay varias partes del recorrido que hay poca gente en el bus y entonces puedes medio apalancarte. También tiene su gracia porqué te vas encontrando la misma gente varias veces, ya que todo el mundo hace paradas parecidas.
La costa sudafricana tiene muchos sitios interesantes donde parar, bonitas playas y muchas actividades por hacer. Pero no tenía mucho tiempo y tampoco quería estar cambiando de sitio cada día, así que decidí hacer unas tres paradas por el camino y tomármelo con calma, aunque sé que me han quedado muchos sitios por ver. Mi primer destino era Jeffrey’s Bay, una pequeña localidad de costa, muy cerca de Port Elizabeth. Es famosa porqué es uno de los principales sitios de Sudáfrica para hacer surf, y cada año se celebran varias competiciones internacionales. Pero no hago surf. El principal motivo por el que paré allí es porque había una amiga que había conocido un par de meses antes, en las Cataratas Victoria. Se llama Athena, es medio americana medio griega, y lleva más de seis años viajando por el mundo. No pasa desapercibida porque lleva el pelo lleno de rastas rubias larguísimas. Estaba un mes trabajando en un hostal de Jeffrey’s Bay, el Hardrock Backpackers. Así que me instalé allí. El primer día ella trabajaba y yo lo pasé descansado ya que llevaba muchas horas de autobús del día anterior. El día siguiente Athena tenía el día libre y me estuvo enseñando el pueblo. Estuvimos paseando por la playa, que curiosamente está llena de medusas gigantes. Athena es la reina consiguiendo cosas gratis y descuentos. Ese día dos chicas jóvenes alemanas habían reservado una excursión a caballo por la playa. Athena hizo un par de trapicheos y nos consiguió un hueco en la excursión sin pagar nada. Perfecto. Así que fuimos a una hípica a unos cuantos quilómetros de Jeffrey’s Bay. Haríamos una excursión de dos horas y media. La primera parte del paseo fue por varios caminos entre campos. El paisaje era precioso y no había nadie. A un cierto punto cruzamos por las dunas de arena hacia la playa. Todo el camino de vuelta lo hicimos caminando por el lado del agua. No nos encontramos a nadie en todo el rato. Era precioso estar con los caballos por la arena. Una experiencia genial. Los dos siguientes días los pasé muy relajada, tomando el sol en la playa y mirando a la gente que surfeaba.
Mi siguiente parada era en la parte de costa conocida como Wild Coast. Por temas logísticos del autobús tuve que pasar una noche en Port Elizabeth, en el Lungile Backpackers. Aunque no vi absolutamente nada de la ciudad porque llegué a las once de la noche y salí a las siete de la mañana del día siguiente. Me instalé en Cintsa, un pequeño pueblo en la parte oeste de Wild Coast. Esta parte del Sudáfrica, como el nombre indica, es bastante salvaje. Hay pocas edificaciones, hay montañas, campos verdes y largas playas vírgenes. En Cintsa sólo hay un hostal de mochileros, el Buccaneers Backpackers. En realidad, es como un lodge en la ladera de la montaña con varias casitas, piscina y una zona de acampada. Tiene unas vistas impresionantes de la playa. Hay que caminar unos 15 minutos para llegar hasta el agua. El sitio es espectacular ya que hay como una entrada de mar que forma una especie de laguna, justo antes de la playa. Me instalé en el camping, en medio del bosque, muy bonito. Pasé cuatro días muy tranquilos. Aunque tuve bastante mala suerte con el tiempo y sólo hizo sol uno de los días.
Antes de llegar a Durban quería hacer una parada técnica en un pequeño pueblo conocido como Umkomaas. Lo interesante de este sitio no es el pueblo sino el arrecife de coral que hay en la costa, conocido como Aliwal Shoal. Además, es una zona muy concurrida por diferentes especies de tiburones y es una de las principales atracciones para los buceadores. No quería irme de Sudáfrica sin haber visto estos increíbles animales de cerca, así que ya había reservado hace días una parte de mi presupuesto para esta actividad. Me alojé en el mismo centro de buceo, el Aliwal Dive Centre. Ese día era la única que buceaba así que iríamos pocos en el barco. Iba Dalf, que sería mi guía, un chico joven que quería venir para ver los tiburones desde el barco y otro hombre que llevaba la barca. Es una zodiac bastante grande y muy rápida. La tienen en el centro de buceo y hay que llevarla en remolque hasta la playa. Entrar con la zodiac no es logísticamente fácil. El mar está bastante movido y durante los primeros metros, donde pican las olas, es obligatorio llevar el chaleco salvavidas puesto, ya que es bastante peligroso. La verdad es que daba bastante impresión, pero la barca era muy rápida y pasamos bastante bien. Después estuvimos navegando unos 20 minutos hasta que Dalf avistó una aleta de tiburón. Tenía buena vista. Era un tiburón martillo. Se llama así porque tiene una mandíbula muy ancha que parece que sea un martillo. Este era muy pequeñito, pero impresionaba. Entonces tiraron el ancla y empezaron a echar en el agua el “chum”, igual que cuando fui a ver los tiburones blancos. Es una mezcla de pescado y sangre. A los poco minutos ya se veían varias aletas de tiburón nadando alrededor del barco…era como de película, daba bastante impresión. Y lo mejor es que teníamos que tirarnos allí en medio. Para que los tiburones se acerquen y estén todo el rato al lado del barco para poderlos ver tiran una especie de caja metálica que está llena de pescado. Está atada a una boya y la hunden unos 10 metros. Como llevábamos ya un rato parados y la barca se movía mucho yo ya estaba bastante mareada. Esos tiburones daban miedo, pero quería tirarme al agua cuanto antes. Dalf me dio unas cuantas indicaciones sobre cómo comportarnos una vez dentro. Me dijo que lo más importante es estarse quieto y no nadar alejándote de los tiburones. Tampoco se puede mover las manos rápidamente como para aguantarse o moverse bajo el agua. Los tiburones detectan las vibraciones y pueden pensarse que es un pez. Así que nos tiramos al agua y nos quedamos a unos diez metros de profundidad, a la misma altura que la caja metálica, bastante quietos. Era impresionante. Había unos siete u ocho tiburones. Eran tiburones de punta negra y medían entre 2 metros y medio y tres. Estaban por todos lados. Había muy mala visibilidad así que solo veíamos hasta 4 o 5 metros de distancia. Estábamos en medio del océano rodeados de esas bestias. Pero la verdad es que da más miedo antes de tirarse que una vez dentro. Iban a su rollo y pasaban de nosotros. Pero a veces no te dabas cuenta y tenías uno bajo los pies o te aparecía otro por la espalda. Fue una experiencia bastante emocionante. Aunque con buena visibilidad tiene que ser mucho más bonito. Después navegamos un poco más hasta el arrecife de coral e hicimos una segunda inmersión. Esta vez una inmersión normal, sin tiburones. La visibilidad era malísima, no veías las cosas hasta que las tenía delante del careto. Un par de veces me pasó un tiburón por delante y no lo vi hasta que lo tenía delante de la nariz. Era una pena porqué había muchos corales y peces tropicales. El sitio era bonito aunque no pudimos disfrutarlo mucho. Pasamos al lado de una especie de cueva donde había unos seis tiburones allí quietecitos durmiendo. También vimos una tortuga gigante, creo que es la más grande que he visto nunca. Pero estuvimos poco rato porque hacía mucho frío y con esa visibilidad tampoco merecía la pena alargarlo más.
Después de la experiencia con los tiburones pasé un día en la ciudad de Durban. Esa era mi última parada antes de ir hasta Johannesburgo. Es la tercera ciudad más grande del país, tiene un puerto muy importante, y la mayor concentración de población de indios del mundo (a parte de la India, claro). Hace años vinieron muchos indios en busca de trabajo y la mayoría viven en Durban. El hostal, el Happy Hippo, estaba en un antiguo edificio enorme, renovado, y era muy chulo.Estuve paseando por el centro y visitando el Victoria Street Market. Este mercado tenía un estilo más asiático que africano. Vendían muchas especies. Lo tienda que más me sorprendió era una que vendía bolsos y especies…una mezcla bastante rara. A ver, en estos mercados es muy común que cada tienda venda un montón de cosas distintas. Pero es que esta tenía todo de bolsos en las paredes y en medio unas mesas con especies. Me hizo mucha gracia. Es como si vas a una zapatería y también te venden fruta…no es del todo lógico. En general no acabó de gustarme el ambiente de la ciudad. Era como moderna pero muy dejada. Había bastantes vagabundos y creo que me pidieron más veces dinero en un solo día en Durban que en todo el viaje. Lo que más me gustó es el paseo marítimo. Es bastante ancho y agradable y se puede ver a mucha gente surfeando en la playa y niños jugando en las diferentes piscinas públicas que hay a lo largo del paseo. También es bastante espectacular el estadio de futbol, el Moses Mabhida Stadium. Lo construyeron para los mundiales de 2010 y es muy moderno. Además, hay una especie de arco gigante por encima del estadio. Se puede subir con un funicular y arriba hay una plataforma desde donde se puede ver toda la ciudad. Pero ese día no pude subir porque hacía viento y estaba cerrado.
Ayer llegué a Johannesburgo. Me quedan dos días para visitar la ciudad. En la próxima, y última entrada del viaje, os explico mi visita.
Podéis ver las fotos de estos días en el siguiente link. También adjunto un vídeo de la inmersión con tiburones.
Carlos dice
Veeenga amb els taurons….
Una abrçada!
Kris Xerca dice
😉
Rosa dice
Uauuuuu! Impressionant bucejar amb els taurons! Quina por!
Kris Xerca dice
Sip…un cop dins de l’aigua fa menys por del que sembla i es increible poder-los veure tant de prop !!
Joan dice
Que xula l’excursio a cavall!
Quina enveja!!!!
Kris Xerca dice
Si molt guai! El paissatge espectacular i estavem completament sols, t’hagués agradat 😉
carlos dice
hola kris he buceado en la patagonia argentina en pleno invierno. sentis una gran libertad, una maravillosa experiencia el traje de neoprene suele ser mas grueso para aislar el frio y tiene una especie de gorro para aislar el frio de la cabeza
Amanda Ochoa dice
Hola! Qué tal? Tengo 19 años y mi sueño desde hace bastante tiempo ya es viajar a África pero voy un poco perdida aún, estoy trabajando para dentro de medio año irme pero me da cosa ir sola, aunque es sola como quiero ir jajaja solo por si tienes algún consejo que darme si has ido sola. Muchos besos!
Amanda Ochoa dice
Hola! Qué tal? Tengo 19 años y mi sueño desde hace bastante tiempo ya es viajar a África pero voy un poco perdida aún, estoy trabajando para dentro de medio año irme pero me da cosa ir sola, aunque es sola como quiero ir jajaja solo por si tienes algún consejo que darme si has ido sola. Muchos besos!