Después de visitar la impresionante Ciudad del Cabo, empezamos una ruta de 5 días en coche por la provincia de Cabo Occidental. Como comenté, habíamos alquilado un coche en Rent a Cheapie, como el nombre indica, muy sencillo y pequeñito, pero bonito y barato. Nuestra primera parada era en Stellenbosch, una pequeña ciudad a unos 45 minutos al nordeste de Ciudad del Cabo. Sudáfrica es un importante productor de vino (aunque no tanto como España) y los alrededores de Stellenbosch son la principal región vinícola del país. La ciudad está rodeada de enormes viñas y a medida que se avanza por la carretera ya se pueden ver las diferentes empresas. A parte de disfrutar de los preciosos paisajes de las viñas, la principal actividad es hacer una (o varias) cata de vinos. Como buenas turistas el plan de ese día era ir a beber vino para poder conocer bien la zona. Dejamos nuestras cosas en el hostal, el Stumble Inn, y el chico de recepción nos dio un mapa de la zona donde salían todas las casas de vinos. Había centenares de casas diferentes y era difícil escoger. Nuestra primera opción fue la casa Spier. Había un salón bastante amplio y moderno con varias mesas. Se podía elegir entre varias opciones, todas muy baratas. Nosotras optamos por la más sencilla, que incluía 5 vinos diferentes, nos pareció que era suficiente para empezar. Ninguna de las dos entiende sobre vinos así que escogimos bastante al azar. La chica nos describió cada uno de los vinos, pero te da tanta información en tan poco tiempo que no retienes nada y te quedas casi igual. Primero nos llenó tres copas, que tenían que beberse en el orden establecido y cuando nos las acabamos, nos llenó dos más. Hay un cubo para tirar el vino si sólo lo quieres catar, pero era una pena desperdiciar ese vino de categoría así que no tiramos ni una gota 😉 Para llenar un poco el estómago pedimos una tabla de quesos variados y algunas galletas saldas, todo buenísimo y por sólo unos 5 euros por cabeza. Nuestra segunda y última parada fue en la casa de Uva Mira (o Ave María como la llamábamos nosotras después de unas cuantas copas ;). El chico del hostal nos había dicho que había muy buenas vistas desde allí. Efectivamente, tenía toda la razón. Era una casa situada en un terreno elevado y desde la terraza se veía toda la zona, el mar, y Table Mountain a lo lejos. Era un sitio más pequeño e informal que el anterior. Nos dejaron catar tres vinos diferentes, uno blanco y dos tintos. No pudimos escoger, pero todos nos parecían bien. Para acompañar pedimos una tabla de quesos y embutidos también buenísima. Después de descansar un rato en el césped para que nos bajara un poco el vino, volvimos al centro de la ciudad. Dejamos el coche en el hostal y fuimos a un bar del centro a tomar la última copa. En Stellenbosch hay que beber vino, sino no estás integrado. El siguiente por la mañana estuvimos dando una pequeña vuelta por el centro. Es una ciudad universitaria y aunque ese día era fin de semana y había poca gente, parece que ahí todo gira alrededor de la universidad. Parece un buen sitio para estudiar, un ambiente muy tranquilo y agradable.
A media mañana cogimos el coche y fuimos a nuestro siguiente destino, Hermanus. Es una ciudad situada en la zona de costa conocida como Overberg, a unos 120 quilómetros al este de Ciudad del Cabo. Es famosa porque cada año, entre los meses de julio y diciembre, recibe la visita de numerosas ballenas. Es uno de los mejores sitios del mundo para avistar ballenas desde la costa. Llegan aquí desde la Antártida en busca de aguas tranquilas para poder tener sus crías. En la zona de Hermanus el fondo del mar desciende rápidamente por lo que las ballenas pueden acercarse mucho a la costa y es muy fácil verlas. Pasan aquí unos meses hasta que las crías son lo suficientemente fuertes para poder nadar hasta la Antártida otra vez. Nosotras llegábamos justo a final de temporada, pero con la esperanza de que aún las podríamos ver. Nos instalamos en el Hermanus Backpackers y nos dijeron que lo mejor era hacer el camino que recorre la costa al lado de los acantilados (Hermanus Cliff Path), unos 12 quilómetros aproximadamente. Estuvimos caminando unas tres horas, tranquilamente y parando para ver si avistábamos algo que pareciera una ballena. Peo no veíamos nada. Ese día estaba nublado y el mar bastante movido. Nos encontramos con una pareja mayor de sudafricanos que vivían allí y nos dijeron que ese día tampoco habían visto ninguna. Nos recomendaron que al día siguiente fuéramos a un pueblecito un poco más al sur. Estábamos un poco decepcionadas por no haber visto las ballenas, pero aun así el paseo era muy bonito. En esta zona de la costa está lleno de casas enormes, con amplios jardines, a primera línea de mar. Se debe vivir bien. Por la noche fuimos a cenar a un pub irlandés en el puerto donde había bastante ambiente.
A la mañana siguiente nos levantamos temprano y fuimos a hacer una excursión en kayak por la misma costa que habíamos caminado el día anterior. Otra vez íbamos con la ilusión de ver ballenas, pero no tuvimos suerte. Hubiera sido impresionante ver estos enormes animales desde el kayak. El guía era simpático, nos explicó varias curiosidades sobre los animales y pudimos ver algunos pingüinos y focas nadando. Una buena experiencia. Eso sí, el agua estaba congelada. A media mañana cogimos el coche para dirigirnos a Gansbaai, pero antes queríamos para en el pequeño pueblo que hay justo antes, De Kelders. Ahí es donde nos habían recomendado parar para ver las ballenas. Desde el coche pudimos ver a lo lejos alguna cosa saltando en el agua. Nos acercamos emocionadas y descubrimos que había varias ballenas por allí. La mayor parte del tiempo están flotando en la superficie. Su piel es muy brillante y con los reflejos del sol se pueden identificar desde lejos. De vez en cuando se ven columnas de agua que sacan por el agujero dorsal al respirar. No se movían mucho pero al menos sabíamos que estaban allí. Después nos paramos en otro sitio y allí las pudimos ver aún más de cerca. Había una que estaba realmente cerca de la costa, y era enorme. Iba dando vueltas sobre sí misma y de vez en cuando se le veían las aletas o la cola, era realmente impresionante. No veíamos todo el cuerpo, pero por el tamaño de la cola y las aletas se intuía que era inmensa. Al otro lado pudimos ver un par de ballenas que jugueteaban. Iban moviendo la cola y dando algunos saltos. No se podía ver muy bien el cuerpo tampoco, pero se veía como saltaban y sobretodo todo el agua que levantaban al caer. Era emocionante y divertido mirarlas. Pero costaba sacar buenas fotos, eran muy imprevisibles. Después de pasarnos un buen rato mirando el espectáculo no acercamos hasta el hostal que teníamos reservado, el Gansbaai Backpackers. Pero sorprendentemente estaba cerrado. Llamamos al teléfono que había en la puerta y una señora bastante amable dijo que venía en 10 minutos. Básicamente esta mujer lo que hace es alquilar las habitaciones, y ese día no había nadie. Nos dio las llaves de la casa y nos dejó allí. No lo podíamos creer, habíamos pagado 25 euros entre las dos y teníamos una enorme mansión para nosotras solas. Pusimos el sillón encarado hacia el mar y disfrutamos de una impresionante puesta de sol desde “nuestra casa”. Lo bueno de viajar, es que nunca sabes lo que te espera. Llevábamos un par de días viendo todas esas mansiones y ese día teníamos una para nosotras. Genial.
Una de las principales atracciones turísticas de Sudáfrica, y principalmente de la región de Ciudad del Cabo, es ver a los famosos y temidos tiburones blancos (Great Whites, en inglés). Siempre me había hecho ilusión poder ver a estos tiburones, y sabía que quería hacer esto cuando estuviera en Sudáfrica. Como la mayoría de actividades relacionadas con los animales, esta también genera mucha polémica. Estuve leyendo bastante sobre la actividad de estas empresas que se dedican a llevar a los turistas a ver a los tiburones y varias opiniones al respeto. Sólo hay 8 empresas que tengan licencia para operar actualmente. El gobierno lo tienen bastante controlado. Todos hacen casi lo mismo. Llevan a los turistas en un barco hasta la zona de los tiburones y una vez allí tiran lo que en inglés llaman el chum, una mezcla de pescado y sangre para atraer a los tiburones. Los turistas, en pequeños grupos, se pueden meter dentro de una jaula que está atada en el barco y observar a los tiburones desde el agua. La gente que está en contra de esta actividad critica que estas empresas interfieren en al comportamiento natural de estos animales. Además, algunos dicen que esto hace que los tiburones se acerquen más a la costa y que sea más peligroso para los surfistas. Otros en cambio, dicen que la interferencia es mínima y que con estas actividades ayudan a concienciar a la gente de la necesidad de protegerles. Además, estos opinan que justamente lo que hacen es que se alejen de la costa en vez de acercarse. En fin, como siempre, es difícil saber el impacto real que tiene. Después de estar mirando las diferentes empresas me decanté por Shark Lady. Me gustó lo que explicaban en su página web, parecía que su objetivo era difundir el conocimiento sobre los tiburones. Además, eran los que llevaban grupos más pequeños de gente y siempre me parece mejor opción.
Salí a las 5 y media de la mañana para ir hasta al puerto de Kleinsbaai, que estaba a sólo 3 quilómetros de Gansbaai. Esta vez fui sola, ya que Judith prefirió no hacer esta actividad. No sé si estaba dormida o que me había acostumbrada a ir con copiloto, pero me perdí varias veces antes de llegar. Es increíble las vueltas que di, y mira que el camino era muy sencillo teóricamente. Por suerte había salido con tiempo y conseguí llegar a la hora. Nos dieron un poco de desayuno y después no hicieron una breve explicación sobre lo que haríamos en el barco. Éramos 15 personas en total y nos dividieron en tres grupos, ya que en la jaula sólo podían entrar 5 la vez. Nos subimos todos al barco y navegamos un cuarto de hora aproximadamente en la bahía de False Bay. El barco tiró el ancla y entonces empezaron a echar el chum en el agua. En un cubo van mezclando pescado y sangre y lo van tirando al agua para que el olor atraiga a los tiburones. Realmente no hay casi comida, es sólo el olor. Por otro lado, en una cuerda atan dos cabezas de atún y las ponen delante de la jaula para que el tiburón pase por allí. Después de esperar una media hora se acercó el primer tiburón. Vienen muy rápido, aparecen de repente, intentan agarrar el atún, y se van. Hay que estar muy atento para verlos y es muy difícil sacar fotos. Después de que aparecieran un par de tiburones, el primer grupo se metió en la caja. Íbamos todos con neopreno, pero el agua está muy fría, y como casi no te puede mover, te congelas. Estuvieron más de media hora y pasaron unos 3 o 4 tiburones. Después entre yo, con los otros del segundo grupo. El agua está increíblemente fría. A los poco minutos apareció el primer tiburón, pero fue tan rápido que ni lo vi. Cuando se acerca, los del barco empiezan a gritar “shark, shark, shark”, pero el agua está turbia y si no pasa justo por delante no te enteras. Después del primer tiburón estuvimos esperando unos 40 minutos dentro de la jaula, pero no venían más. Me estaba quedando petrificada y me parecía una tortura innecesaria, la cabeza me dolía del frío. Así que al final decidí salir y mirarlo desde el barco que se veía mejor. Los otros se quedaron un rato más, y después entró el tercer grupo. La verdad es que me decepciono bastante la actividad en general. Creo que ese día tuvimos mala suerte y vinieron muy pocos tiburones y había que esperar mucho entre uno y otro. Probablemente, después de ver las típicas fotos publicitarias, me había hecho demasiadas expectativas. Los tiburones se veían, pero lo de la jaula creo que lo venden más emocionante de lo que es. Igual es que eso de meterme en agua congelada no es lo mío. A favor de las empresas debo decir que me dio la sensación de que realmente no molestan mucho a los animales. Los tiburones están por allí, lo único que hacen es tirar algo que huela bien para que pasen justo por delante. En contra, debo de decir que me decepcionó bastante que no nos explicaran absolutamente nada de los animales. Después de todo lo que venden en la web y de la polémica que hay sobre la actividad esperaba que nos hablaran más de los tiburones, de su comportamiento, de desmitificar lo terríficos que son y de la importancia de conservar la especie. Fue una actividad puramente turística. Y la verdad no creo que ninguna empresa sea mejor que la otra. Yo pagué un poco más para ir con esta porqué me dio mejor sensación, pero creo que son todas iguales, así que probablemente no merezca la pena pagar más. Pero aunque no fue como esperaba, estoy contenta de haberlo hecho y haberlo podido ver en directo después de haber leído tanto sobre el tema. Cuando volví, Judith me esperaba en “nuestra mansión”. Me dijo que mientras desayunaba había estado viendo desde el balcón algunas ballenas saltando en el agua.
Nuestra siguiente y última parada era en el Cabo de Agulhas, el punto más al sur del continente africano. Aunque es un punto significativo, es mucho menos conocido que el Cabo de Buena Esperanza, y hay menos turistas. La mayoría de gente con la que hablábamos nos decía que no merecía mucho la pena. Pero nos hacía ilusión y fuimos. Llegamos a media tarde al Cape Agulhas Backpackers y nos sorprendió muy positivamente. La chica de la recepción era muy simpática y nos vendió la zona muy bien. No sabíamos si quedarnos una o dos noche, y tras su explicación decidimos quedarnos las dos. Esa tarde salimos a pasear por Struisbaai, el pequeño pueblo de pescadores donde estaba el hostal. Era muy tranquilo pero con una playa larguísima. No había nadie en las calles, estaban todos en el restaurante italiano, que ese día ofrecía dos platos de pasta al precio de uno. Nos quedamos a cenar allí. A la mañana siguiente fuimos con el coche a visitar todo el parque de la zona del Cabo Agulhas. Primero subimos a una pequeña montañita donde había un mirador y se podía ver toda la costa. La costa está llena de rocas muy puntiagudas y hay bastante oleaje. El paisaje es impresionante. Después fuimos al punto más al sur de África y estuvimos un buen rato sacando varias fotos. Después de casi 8 meses viajando me hacía ilusión haber llegado “al final” de África. También monté mi propia montañita de piedras. Típica cosa que hace la gente en estos sitios porque se supone que da suerte o algo así. Yo lo hice por si acaso ;). Después fuimos al faro, pintado a rayas blancas y rojas, bastante chulo. Se podía subir hasta arriba por unas escaleras bastante empinadas. Había buenas vistas. Finalmente avanzamos un poco más en la costa y pudimos ver un barco encallado entre las piedras. Estas aguas son muy difíciles de navegar y varios barcos naufragaron a lo largo de los años. Éste es un barco japonés que quedó entre las rocas y puede verse perfectamente. Por la tarde fuimos a descansar al hostal y al atardecer volvimos al lado del barco para poder observar la puesta de sol más meridional del continente.
Al día siguiente por la mañana ya volvimos a Ciudad del Cabo. Devolvimos el coche y me despedí de Judith. Me quedaban dos semanas para cruzar casi todo el país y llegar hasta Johannesburgo para coger el vuelo de vuelta casa. Ahora ya estoy en Durban, en una semana llego a Barcelona. En la próxima entrada os explico mis últimas aventuras por la costa sudafricana.
Podéis ver las fotos de estos días en el siguiente link:
Rosa dice
Veig que estas molt fkexible fent el pont!!! Jaja
Ara ja sou expertes amb vins, les tapetes de formatge i embotits bestials!!! Jaja
Llastima lo dels taurons… De fet el de la foto es veu gran pero creia que serian molt mes grans als d’aqui…
La caseta impresionant per vosaltres dues!!! Quina sort!!!
Petons i fins aviat!!!
Kris Xerca dice
Si….crec que els que vam veure no eren dels més grans!
Encara tinc una mica de flexibilitat 😉
Carlos dice
Molt increible tot.
Diuen que li has de posar nom quan et trobes amb un great white shark… perquè potser tel retrobaràs algun dia i aixir el reconeguis.
El meu es diu Isabel, perquè també li molava la tonyina 😉
Una abraÇada Kris!
Kris Xerca dice
Jajajajajaja
el padrinet dice
Hi ha cua de voluntaris per anar a viure a Stellenbosch. Estàn segurs que no tindríen dificultats per integrar-se.
Lo dels tiburos perd emoció si no s’els hi posa un esquer viu. Per aqui n’hi uns quants del PP que podríen fer les funcions.
Feliç retorn!
Kris Xerca dice
jajaja, cert lo dels taurons!
gràcies!
Gabriela Sánchez dice
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