Dar es Salaam es la ciudad más importante de Tanzania. Antiguamente era la capital y el principal puerto de entrada al país. Actualmente la capital es Dodoma, pero Dar es Salaam sigue siendo la que tiene una mayor población. Está en la costa norte de Tanzania. Antes de ir a Zanzíbar pasamos un par de noches en la ciudad. Después de hacer el safari por los parques del norte, cogimos un autobús que nos llevó desde Arusha hasta Dar es Salaam, desde donde cogeríamos el ferry que llega a la isla. Optamos por alojarnos en Kigamboni, una zona de playa al sur de la ciudad. Hay una estrecha entrada de mar que separa Kigamboni del centro. No hay ningún puente así que para llegar hay que coger un ferry que transporta continuamente a la gente y a los vehículos de una orilla a la otra. Se podría ir en coche, pero la vuelta que hay que dar es bastante larga. Veníamos en taxi desde la estación de autobuses así que para subirnos al ferry nos tuvimos que poner en la cola de vehículos que avanzaba muy lentamente. Es un sistema realmente ineficiente. En un caso como este en Europa habría varios puentes. Aquí hay que esperar más de una hora para cruzar el estrecho canal. En el ferry tanto los vehículos como las personas están en el mismo espacio. Primero suben los coches y después entra una enorme marea de personas que se va amontonando entre los espacios. Es impresionante la cantidad de gente que sube. Pero caminando cruzas mucho más rápido, ya que no tienes que hacer la larga cola de coches. Así que a la vuelta decidimos subirnos al ferry a pie y coger un taxi al otro lado, lo que resultó bastante más rápido. Nos alojamos en Mikadi Beach, un resort sencillo pero muy bien ambientado. Teníamos una pequeña cabaña delante del mar desde donde pudimos ver un precioso amanecer. Pasamos el día descansando y tomando el sol. En esta playa se junta mucha gente joven que viene a pasar el fin de semana y el ambiente era de fiesta barriobajera. Delante del resort se estaba bien, pero el ambiente de la playa no era muy agradable si no estabas en su “onda”. Está bien para pasar uno o dos días y queda relativamente cerca de donde sale el ferry hacia Zanzíbar. Este fue mi primer contacto con la ciudad, aunque casi no visité nada, ya que sabía que volvería.
Después de nuestras fantásticas vacaciones en Zanzíbar volvimos a Dar es Salaam. Esta vez nos alojamos en el centro, en el Safari Inn. Un edificio grande con muchas habitaciones, bastante viejo, un poco tétrico y con demasiadas cucarachas. Blanca tenía el vuelo de vuelta el día siguiente por la noche. Ese día mi principal prioridad era arreglar mi cámara de fotos. Como comenté, se me cayó en la arena de la playa y el objetivo estaba atascado. Estuvimos toda la mañana caminando por el centro preguntando en diferentes sitios. Nos iban mandando de un lado para otro, pero nadie nos aportaba una solución. Había varios sitios donde vendían cámaras, pero nadie que las arreglara. Al final, cuando ya casi había decidido mandar la cámara a Barcelona, decidimos coger un taxi e ir a un barrio alejado del centro donde había un chico con el que había contactado a través de internet que me aseguró que podía arreglarla. Era un barrio muy tranquilo, casitas bajitas y calles de tierra. Era una pequeña tienda de electrónica muy sencilla. El local era bastante mejor que los de su alrededor, pero aun así muy lejos de cómo sería una tienda de electrónica en Europa. Se quedó la cámara un par de horas mientras aprovechamos para dar una vuelta por el barrio y comer en un restaurante local. El chico era bastante apañado y después de desmontar la cámara completamente, sacar todo el polvo y la arena que había dentro y recolocar alguna cosa en su sitio, consiguió que volviera a funcionar. Algo que me alegró enormemente, porque estaba un poco desesperada y me negaba a continuar mi viaje sin poder sacar fotos. Por la tarde me despedí de Blanca que se fue hacia el aeropuerto y yo me dediqué a buscar un hotel que fuera un poco más agradable que ese, ya que tenía que pasar cuatro noches en la ciudad. Al final me alojé en el YWCA, muy parecido al que había estado en Moshi, habitación individual limpia, cómoda y barata, creo que es el mejor sitio para alojarse en el centro.
Mi siguiente destino era Malawi. Para llegar tenía que coger un tren que atravesara Tanzania hacia el sur y desde allí coger un autobús para cruzar la frontera. Era viernes y el tren no salía hasta el martes por la mañana, así que tenía tres días en Dar es Salaam. Los dos primeros me los pase vagueando por el hostal y los alrededores. Aproveché para lavar ropa, trabajar en el blog y planificar mi estada en Malawi. El último día decidí activarme un poco y fui a pasear por el centro y a visitar el mercado de pescado. El mercado es un espacio enorme con varias zonas diferentes. En una de ellas es donde subastan el pescado del día. Se juntan varios grupos de personas alrededor de una mesa y el pescador va mostrando el pescado. Yo llegué a media mañana y ya casi no quedaba nada, pero aún se podía ver el ambiente. También hay una zona al aire libre con muchas mesas donde los vendedores exponen el pescado que acaban de comprar en la subasta. Se puede ver todo tipo de pescado y marisco. Después hay dos o tres espacios donde las mujeres cocinan para los pescadores con enormes ollas. Es genial pasearse por allí y ver como cada uno trabaja con sus cosas, algunos cocinando, otros limpiando pescado, otros comprando y algunos pescadores durmiendo después de pasarse toda la noche trabajando. Aunque para ver el ambiente más auténtico hay que madrugar bastante más que yo y llegar sobre las 6 de la mañana. Después del mercado de pescado caminé a lo largo del paseo marítimo y cogí un taxi que me llevó al barrio de Kariakoo. En esta zona había bastante más bullicio que en la zona del puerto. Mucha gente caminando de un lado otro, aglomeraciones de personas intentando subir todas a la vez en el autobús y vendedores con las clásicas cestas llenas de productos de todo tipo intentando vender a la gente de los autobuses por las ventanas. Aquí también había un mercado bastante popular. Pero esta vez no era el clásico mercado africano con pasillos estrechísimos y tiendas abarrotadas. Era un sitio interior bastante grande con varias tiendas de bricolaje, jardinería, utensilios de cocina y hasta bicicletas, relativamente ordenadas. Desde aquí ya volví al hostal a preparar las cosas para coger el tren el día siguiente.
El tren TAZARA une Dar es Salaam con Lusaka, la capital de Zambia. Se construyó hace unos años con la ayuda del gobierno chino para que las mercancías que llegaban al puerto tanzano pudieran transportarse fácilmente hasta Zambia. Actualmente un tren de pasajeros circula dos veces a la semana y tarda dos días en llegar de una ciudad a la otra. Yo hice el trayecto de Dar es Salaam a Mbeya, la última ciudad de Tanzania antes de cruzar la frontera hasta Zambia y aproximadamente a la mitad del recorrido. El tren salió a las 10 de la mañana, sorprendentemente puntual, de la estación de Dar es Salaam. La primera clase, en la que viajaba yo, eran compartimentos de cuatro personas, todas del mismo sexo. La segunda clase eran compartimentos igual de grandes que los de primera, pero tenían seis camas en vez de cuatro. La tercera clase eran asientos. El tren era muy viejo y muy mal mantenido, como de costumbre. Había varias puertas y ventanas rotas, pero estaba limpio y el compartimento era agradable. Teníamos dos literas y una pequeña mesa. En el compartimento conmigo iban una japonesa mochilera, una chica de Zambia bastante moderna y una mujer con su niña de un año monísima. Uno de los vagones del tren era un bar con algunas mesas y sofás donde se podía tomar alguna bebida o snack. Además, había otro vagón restaurante donde servían comida caliente bastante buena. Si querías podías pedir que te trajeran la comida a la habitación.
El tren avanzaba lentamente y a trompicones, pero las paradas eran cortas y el trayecto fue bastante fluido. A las pocas horas de salir de Dar es Salaam cruzamos una reserva natural donde se podían ver algunos animales como gacelas y monos. A medida que bajábamos hacia el sur íbamos ganando altitud y las vías pasaban por valles entre montañas. Durante el día era muy relajante mirar el paisaje y por la noche se podía dormir tranquilamente. Cuando parábamos en las estaciones venían muchísimas personas, la mayoría mujeres y niños, a vendernos cosas. Muchas mujeres africanas aprovechan para hacer la compra desde el tren. A veces compran alguna fruta para comer durante el trayecto pero a veces también cosas para llevarse a casa como tomates o arroz, así se ahorran ir al mercado al llegar a casa. Es muy curioso ver los intercambios de productos y dinero a través de las ventanas del tren.
Había varios muzungus, tanto en primera como en segunda clase. En el vagón de al lado había una familia de turistas que iban regalando cosas a los niños como muñequitos, bolis y libretas. Desde mi punto de vista esta actitud no aporta ningún beneficio. Es evidente que los turistas hacen esto con buena intención, pero hay que pensar un poco en las consecuencias. Hay muchas maneras de colaborar mucho mejores que esta. De hecho, esto más que ayudar sólo provoca que las cosas empeoren. En primer lugar, lo primero que hace es remarcar una desigualdad social enorme. Viendo la escena desde la ventana de al lado parecía que el Santa Claus blanco había venido a dar todo lo que le sobra a los pobres niños negros. Esto crea una distancia enorme entre el blanco y el negro. El blanco lo tiene todo y se puede permitir ir regalando cosas por la ventana y el negro no tiene nada y no tiene más remedio que ir a recoger los regalos que vuelan de las ventanas. ¿Creéis que si a un niño de ocho años le vuelan libretas desde la ventana del tren va a ir corriendo a la escuela a usarlas o va a ir cada día al tren a ver qué otras cosas le regalan? Yo creo que ayudar significa hacer cosas que les permitan evolucionar y progresar por ellos mismos para que puedan ser independientes. Esta actitud solo genera más dependencia. Hay muchísimas personas que trabajan diariamente intentando evitar que los niños salgan a pedir a la calle y que intentan tirar proyectos adelante mucho más beneficiosos. Si cada vez que llegamos a un sitio empezamos a regalar cosas, no solo no estamos ayudando a estas organizaciones, sino que estamos complicando mucho más su trabajo. De verdad creo que todos debemos pensar mucho más en las consecuencias de lo que hacemos. El viajero se va un par de semana de viaje a África, ve la pobreza desde la ventana y decide reglar un boli para sentirse mejor. Así se va contento a casa con la sensación de que ha hecho algo bueno, pero después vuelve a su país y a su vida diaria lejos de todo esto y no ve las consecuencias de lo que ha hecho. Si no sabes cómo actuar, infórmate. No veras en ninguna guía de viajes, ni hotel, ni agencia, ni nadie que trabaje en estos países que te diga que dar cosas a la gente que pide sea bueno. En fin, podría estar horas hablando de esto y de las consecuencias. Otro día voy a extenderme más, de momento os dejo el link a este artículo que explica bastante bien las consecuencias de esto y cómo se puede actuar de una manera más beneficiosa.
Después de 26 horas de viaje llegué a Mbeya a la mañana siguiente, donde me alojé en una guesthouse local muy barata. Se notaba que esta parte del país era mucho menos turística. La mañana siguiente ya fui a Malawi. Ya hace más de dos semanas que estoy aquí y como de costumbre se me acumulan las cosas para explicar. En breves os cuento mi llegada al país y lo que estoy haciendo aquí.
Podéis ver las fotos de Dar e Salaam y el tren TAZARA en el siguiente link:
Rosa dice
El «Fire Point» trobo que esta molt lograt!!!! Jaja
Molt xula la foto de la nena dormint despres de mamar…, la posta de sol, la del tren, i la del cistell de botelles el cap…!!!!
Petons
Kris Xerca dice
Jajaj si el Fire Point espectacular…..llastima que mes aviat ho feien servir de paperera!
Ingrid dice
M’ha agradat molt la reflexió sobre donar coses a la gent que demana quan viatges!
Isabel Brena dice
Me podéis dar una idea de lo que cuesta el autobús de Arusha a dar es salam? Y el ferry a Zanzibar?
Fernando Antonanzas dice
Hola! Vamos a coger el tren en sentido opuesto y también llevo una cámara de fotos inutilizada por arena en el objetivo. Tienes los detalles del chico que te la arregló en Dar? Gracias!