Las Cataratas Victoria (Victoria Falls en inglés o Mosi-oa-Tunya que significa “el humo que truena” en el idioma local) son un enorme salto de agua en el río Zambeze. Son las más grandes del mundo si se considera tanto el ancho (1,7 Km) como el alto (108 m). En la parte superior el río es muy ancho y después del salto, el río se estrecha y pasa a través de un cañón de más de 100 metros de altura en forma de “S”. Es simplemente espectacular. El volumen de agua que cae es impresionante pero es curioso porque hay mucha diferencia dependiendo de la época del año. En temporada de lluvias la cortina de agua ocupa todo el ancho del salto y el salpicar del agua forma una especie de nube blanca que se ve a quilómetros de distancia. Durante la temporada seca el volumen es mucho menor y el agua solo cae por algunas partes y el resto está seco. Cada temporada tiene sus cosas buenas y malas. En temporada de lluvias se pueden ver las cataratas en su máximo esplendor, pero el volumen de agua es tan grande que la nube que se crea alrededor no permite observarlas bien y además quedas empapado. Durante la época seca, cuando estuve yo, no son tan espectaculares pero al caer menos agua las cataratas se ven mejor y además te puedes acercar mucho más y acceder a puntos que durante la época de lluvias están llenos de agua. Las cataratas están situadas al suroeste de Zambia y al noroeste de Zimbabwe y pertenecen a ambos países. Además están muy cerca de la frontera con Namibia y Botswana. Las cataratas son una parada casi obligatoria para cualquiera que esté viajando por el sur de África. Obviamente las empresas del sector turístico, aprovechando la gran afluencia de visitantes, han desarrollado todo tipo de negocios y los viajeros que pasan por aquí tienen infinidad de actividades para escoger. Hay opciones para todos los gustos, desde tranquilos paseos en barco hasta un salto al vacío desde más de 100 metros. Justo al lado hay un parque donde también organizan safaris y varias cosas más. Obviamente todo es carísimo así que hay que escoger entre todas las opciones, algo que no es fácil ya que todo es bastante interesante.
Para llegar allí tuve que hacer unos cuantos quilómetros. Estaba en Nkhata Bay, al norte de Malawi donde había estado haciendo el voluntariado con Butterfly Space. Desde allí tuve que ir hasta Lilongwe, la capital del país. Tuve suerte porque Roy me llevó en coche. Es un hombre que se dedica a hacer safaris y tiene su propio jeep. Estaba por Nkhata Bay y pasaba muchos días por el lodge, así que ya nos conocíamos. Él también tenía que ir a Lilongwe así que me llevó, muchísimo más cómodo y bastante más rápido. Tardamos unas cinco horas. En Lilongwe me instalé en casi el único hostal de la ciudad, el Mabuya Camp, punto de encuentro de los mochileros que están viajando por la zona. La primera noche me reencontré con dos holandeses que había conocido en Likoma Island y la segunda noche con dos belgas que había conocido en Nkhata Bay. Es muy gracioso cruzarse con la gente de nuevo. Pasé un día en la ciudad y el día siguiente cogí un autobús que iba directo a Lusaka, la capital de Zambia. Tanto el bus como la carretera eran bastante precarios y el viaje duró 16 horas, el más largo que he hecho de momento. Pasé un par de noches en Lusaka, en el Lusaka Backpackers, y después cogí otro autobús, bastante más cómodo y rápido que el anterior, que me llevó a Livingstone en siete horas. Livingstone es la principal ciudad para visitar las cataratas, que están a sólo cuatro 4 quilómetros.
Como he comentado hay muchas actividades entre las que escoger y después de estar considerando varias opciones decidí invertir mi dinero en tres de ellas. El primer día fui a bañarme a la Devil’s Pool (piscina del diablo). Esta piscina está situada en la isla de Livingstone, en la parte superior de las cascadas. Durante la época de lluvias sólo se puede llegar en barco, pero ahora, como el nivel del agua es muy bajo, se puede llegar caminando. Éramos un grupo de cinco personas. Un chico inglés, que curiosamente era el hermano de Alice, una de las chicas de Butterfly Space y con quien nos habíamos cruzado un día, un chico israelí y una pareja mayor medio alemana medio portuguesa. Por suerte éramos un grupo pequeño. El guía nos recogió en la entrada del parque de Victoria Falls y allí empezamos una pequeña excursión de unos 45 minutos por el río para llegar a la isla. El guía tenía mucha prisa porque quería llegar antes que otro grupo. La mayor parte del camino tuvimos que ir saltando entre las rocas del río y en algunos trozos caminando literalmente por dentro del agua. Era divertido, pero sufría por la cámara de fotos, porque eso era muy resbaladizo y era fácil caerse al agua. Por suerte iba con el calzado adecuado, mis chanclas de trekking. El inglés iba con bambas y tuvo que meterlas enteras dentro del agua y el israelí iba con chanclas y estuvo a punto de perderlas en varias ocasiones, aunque el guía las pudo rescatar. Durante el camino vimos algún elefante a lo lejos que venía a beber agua. Al llegar a la isla nos pusimos el bañador y caminamos y nadamos unos cuantos metros más. La piscina es espectacular. Está justo en el borde de las cataratas. Las rocas han formado un pequeño espacio donde se acumula el agua y puedes meterte sin riesgo de que se te lleve. Una vez dentro puedes asomarte con cuidado y ver el impresionante salto de agua desde arriba. Hay una zona donde hay un arco iris permanente. El agua está muy limpia y es muy agradable. Uno de los chicos de la empresa se encargó de sacarnos fotos. El tío iba caminando por el borde de la piscina…algo muy arriesgado, daba miedo sólo verle. Un pequeño resbalón y se iba directo abajo. Pero él decía que lo hacía cada día y que no había problema…mmm vale, él sabrá. Después de este precioso baño volvimos a recorrer el mismo camino pero en sentido contrario y el guía nos dejó en la puerta. El chico israelí y yo nos pasamos toda la mañana paseando por dentro del parque donde han construido varios senderos por los que se puede caminar y ver las cataratas desde distintos ángulos. Uno de los senderos te deja bajar a la parte baja del río, después de las cataratas, y puedes ver el impresionante cañón desde abajo. Todo el parque está lleno de graciosos baboons. La frontera entre Zambia y Zimbabwe cruza las cataratas por en medio. Cada país tiene su propio parque y ofrece diferentes vistas de las cataratas. Desde Zambia las vistas son un poco más limitadas. Los senderos de Zimbabwe ofrecen una mejor panorámica. Estuve considerando cruzar la frontera para verlas desde allí pero había que pagar visado y otra entrada al parque y al final lo descarté. Desde la piscina ya había visto las cataratas bastante bien, algo que sólo se puede hacer desde Zambia y en temporada seca.
El segundo día fui a visitar el puente de las Cataratas Victoria. Este puente une los dos lados del cañón que hay justo después de las cataratas y de hecho esta entre las dos oficinas de inmigración de Zambia y Zimbabwe, en territorio de nadie (o de todos). Vamos, que en teoría un lado del puente es Zambia y el otro Zimbabwe. Tiene 111 metros de altura. Justo en el puente hay una empresa que ofrece tres tipos de actividades para descargar un poco (o mejor dicho, mucha) adrenalina. La primera opción y la más popular es el Bungee Jumping. Te atan de los pies con una cuerda y te tiras cabeza abajo al vacío. La segunda opción es el Bridge Swing. Aquí también tienes que tirarte del puente pero la diferencia es que en vez de estar atado por los pies llevas un arnés y saltas con la cabeza arriba. Además en el swing la cuerda no está atada en el puente como en el bungee. En este caso la cuerda está atada a otra cuerda que cruza el río a unos metros del puente. Como el punto de anclaje está separado del puente, una vez saltas empiezas a balancearte de un lado al otro como un péndulo. La última opción es la más suave. Es el Bridge Slide, y viene ser una especie de tirolina que cruza de un lado del puente al otro, con la gracia añadida de que en realidad estás cruzando de un país al otro por los aires. Decidí que iría a pasar el día en el puente para ver la gente como se tiraba y a meditar si yo también lo hacía. Me hacía ilusión hacer la tirolina así que empecé por esto que no me daba miedo. La verdad es que es muy alto y las vistas son espectaculares, da un poco de impresión pero no llega a ser miedo. Una vez hecho esto empecé a plantearme la idea de saltar del puente. De las dos opciones tenía claro que en todo caso haría el swing, ya que en el bungee eso de estar cabeza abajo no me hacía ninguna gracia. Quería ver como la gente saltaba antes de hacerlo para ver cómo era. Pero estos días había poco gente así que tuve que esperar bastante. Primero vino una pareja de irlandeses. El hombre estaba muy decidido para hacer el bungee y la mujer no quería saltar pero era bastante divertida y no paraba de bromear. Estábamos las dos asomadas por la barandilla del puente mirando cómo preparaban a su marido para saltar al vacío. Mientras te preparan estas en una especie de voladizo que han construido. El suelo es de rejilla así que se ven perfectamente los más de 100 metros que tienes debajo. No es muy buena idea mirar. El peor momento es el de antes de saltar. Aunque no conoces a la persona, verle allí al borde del precipicio hace que se te encoja el corazón. Los chicos de la empresa te cogen por detrás y cuentan: 5,4,3,2,1 Jump! Y venga…allí ves al hombre caer libremente unos segundos. Después llega abajo y empieza a rebotar arriba y abajo, arriba y abajo, arriba y abajo…La cuerda es muy elástica así que te quedas un buen rato allí colgado rebotando con toda la sangre que te viene a la cabeza. Al cabo de un rato baja un tío colgado de otra cuerda a rescatarte. Te pone con la cabeza arriba y te sube. Buuufff…da muchísima impresión verlo. Después vino una familia de ingleses. La madre, el padre, un hijo de unos 14 años y una hija de unos 12. El padre estaba muy convencido de hacer el bungee. El hijo, creo que no tenía ni idea de lo que iba a hacer, pero dijo que si su padre saltaba él también. La madre dijo que ella eso del bungee no lo hacía ni loca y dijo que haría el swing sin saber que era casi lo mismo. Primero saltó el padre. Después le tocaba al hijo. Pero cuando ya estaba todo preparado y tenía los pies en el precipicio tuvo la fatal idea de mirar abajo. Algo que todo el rato te dicen que no hagas. En ese momento el niño se dio cuenta de lo que estaba a punto de hacer y le entró el pánico. Dijo que no saltaba. Y lo peor es que no te devuelven el dinero. Después la madre, un poco sorprendida porqué su hijo no había querido tirarse hizo el swing. Cuando subió estaba alucinada. Creo que se tiró sin tener ni idea de lo que iba a hacer. En fin, me pasé unas tres horas paseando por allí y bromeando con los trabajadores. La verdad es que eran bastante divertidos. Intentaban animarte para saltar pero sin presionar mucho. Decían cosas como “slide is for babies” o “slide is for chicken” y también “there is life after bungee”. Al final me armé de valor y fui a pagar para hacer el swing. Una vez pagado ya no había vuelta atrás. Estaba cagada de miedo pero quería saber qué se sentía. Tenía dos cosas claras. La primera que no iba a mirar abajo en ningún momento antes de saltar y la segunda que cuando los chicos acabaran la cuenta atrás tenía que saltar sí o sí. Si te lo piensas dos veces ya no saltas. Total, que después del 3,2,1 Swing! me lancé. Unos 3 o 4 segundo de caída libre y después un balanceo de un lado a otro a toda velocidad. Iba con los ojos cerrados y gritando lo más fuerte que podía. Era una sensación entre emoción y pánico. Quiere frenar pero no puedes hacer nada. Hasta que no paré de balancearme un poco no puede abrir los ojos y ver donde estaba. Entonces me acordé que llevaba la cámara en la mano e intenté filmar algo, porque durante la caída no sé lo que hice con ella. Cuando se me paso el pánico pude disfrutar de las impresionantes vistas y del espectáculo natural que tenía alrededor. Y entonces sentí esa satisfacción por haber saltado. Pero tardaban mucho en subirme y no respiré tranquila hasta que volví a pisar el suelo. Además, una vez en el puente tienes que caminar un buen trozo por un pasillo muy estrecho y con el suelo de rejilla. Yo aún estaba en estado de choque e iba temblando mientras caminaba por allí. Buuuuufff! Fue una sensación muy fuerte. No sé si volvería a hacerlo. Ahora mismo creo que no. Pero ahora ya sé que se siente al saltar al vacío. Y los chicos me concedieron el récord a la persona que había gritado más fuerte, jaja.
El último día fui a sobrevolar las cataratas en ultraligero. Sin duda, la mejor manera de apreciar las dimensiones de las cataratas y el cañón es desde el aire. Hay la opción de hacerlo en helicóptero o en ultraligero, aunque creo que la segunda opción tiene mucha más gracia. Me pasaron a recoger a las seis de la mañana, ya que la primera hora es la mejor para este tipo de vuelos. Está todo muy bien organizado y tienen varios pilotos con diferentes ultraligeros volando a la vez así que todo va bastante rápido. El vuelo dura sólo 15 minutos pero es espectacular. Llevas unos cascos y un micrófono para poder comunicarte con el piloto que te va explicando y señalando los diferente sitios. Es increíble ver las cataratas desde allí arriba. Y lo bueno es que como ya las había visitado iba reconociendo los diferentes sitios donde había estado. A la vuelta vi varios animales como cocodrilos, hipopótamos y elefantes ¡Espectacular! Hay la opción de hacer un vuelo más largo y sobrevolar el parque, pero cuesta demasiado dinero.
Después de haber visto las cataratas de todas las maneras posibles y de haber agotado mi presupuesto decidí pasar unos días de relax en el hostal, el Livingstone Backpackers. Es el mejor hostal en el que he estado en todo el viaje. Planté mi tienda en jardín. Había piscina, un montón de tumbonas y diferentes áreas con colchones y cojines para estirarse y descansar. Hasta había un sillón de estos hinchables en la piscina. También había una cocina para los viajeros, con nevera y muchos utensilios. Algo muy práctico para ahorra dinero. Los lunes por la noche ponen una película en una pantalla gigante al lado de la piscina y la puedes mirar desde la tumbona. Se estaba increíblemente bien. Uno de esos días fui a cenar a un restaurante al lado del río desde donde vi una puesta de sol espectacular.
Ya hace un par de días que estoy en Botswana, y ayer estuve de safari de nuevo. Así que el próximo día vuelvo a hablar de animales.
Podéis ver las fotos de estos días en el siguiente link. También he hecho un pequeño vídeo con los mejores momentos en las Cataratas Victoria. Además, podéis ver el vídeo que hicieron los de la empresa de mi salto desde el puente aquí.
Rosa dice
Quina descarregada de tensions entre els nervis i el crit!!!! Jajaja
El lloc es espectacular. Coincidir amb viatgers que t’has trobat a altres llocs ha de ser reconfortant, poder tornar a compartir amb ells les diferents experiencies i l’alegria que dona trobar gent coneguda quan estas viatjant sol….a part de les noves amistats que puguis fer….
En els videos es veu clarament la por que vas passar i que pots amb tot el que et puguis trobar!
Que vagi be per Botswana.
Petons
Kris Xerca dice
Pooor?! jajajja no en vaig passar gens de por….. 😉
LAIA dice
Per fi avui he pogut posar-me al dia dels teus escrits , fotos i videos, del blog. Ordinador trencat, arribada de la Bimba Uffff, però de nou he gaudit molt en compartir les teves experiències tan excitants. Dir-te que serà sana, però molta molta enveja en veure’t.
Un abraçada molt molt forta
Kris Xerca dice
jeje tieta que be que thagis pogut posar al dia…hauràs tingut feina 😉 Ja he vist alguna foto de la Bimba, molt maca! Una abraçada!