Likoma Island es una pequeña isla situada en la zona central este del lago Malawi. Está a muy pocos quilómetros de Mozambique, aunque pertenece a Malawi. Tiene menos de 8 quilómetros de largo y 4 de ancho. Nkhata Bay, donde he estado haciendo el voluntariado, situado en la costa central de lago, es la ciudad más cercana desde donde se puede llegar a la isla. Así que aproveché para ir a visitarla. La intención era pasar solamente el fin de semana, pero hay muy pocos ferris, así que al final acabé quedándome cinco días. El MV Ilala es el ferry del lago Malawi y es el principal medio de transporte a la isla. El lago es una parte muy importante del país, y el Ilala es muy popular entre la gente de aquí. Todo el mundo sabe lo que es el Ilala, cuando pasa por delante de la costa, los niños salen de clase para mirarlo mientras gritan “Ilala, Ilala, Ilala!!” y saludan con la mano. Viajar en el Ilala es una buena experiencia por sí misma. Lo primero es descubrir cuáles son los horarios para ir a la isla, algo muy confuso. Después de preguntar a varias personas, y que cada una dijera un cosa diferente, decidí ir al puerto a intentar averiguarlo. Había un ferry que salía el viernes por la mañana y uno que volvía el martes por la noche.
Salí a les 5.15h del lodge, justo cuando empezaba a salir el sol por el horizonte, y caminé una media hora hasta el puerto con mis dos mochilas. Por suerte llevaba menos peso que normalmente ya que dejé bastantes cosas en la habitación. El barco tenía que salir a las 6.00h y salimos solo con 20 minutos de retraso, bastante bien. No os imaginéis un ferry muy grande, no es el Transmediterranea. Tiene tres plantas. En el pequeño puerto de Nkhata Bay hay una pasarela que te permite acceder a la primera planta, la Economy class. Aquí es donde viaja el 95% de la gente. Hay varios bancos metálicos, pero la gente no tiene un sitio asignado así que van todos amontonados entre millones de paquetes de todo tipo. Es todo exterior, aunque gran parte queda cubierta por el techo de arriba, pero no hay paredes. En esta misma planta hay una pequeña sala que es la “Second Class”. Es más de lo mismo, pero aquí los bancos están acolchados. La segunda y tercera planta, a las que se accede por unas escaleras, es la “First Class”. Me permití el lujo de viajar en esta clase ya que eso es lo que todo el mundo me había recomendado, y teniendo en cuenta que el trayecto duraba seis horas, merecía la pena. En la “First Class” no hay asientos, solo algún banco metálico suelto por la cubierta. Lo bueno es que había muchísima menos gente que en la Economy Class y había mucho espacio para tumbarse por el suelo. En la segundo planta había unas diez cabinas individuales, que obviamente costaban bastante más dinero. Pude ver alguna desde fuera y estaban muy bien. Las cabinas iban vacías, nadie quería pagar el suplemento extra. Yo me conformé con poner mi esterilla delante de una de las puertas. Estaba bastante cómoda así que pase casi todo el trayecto durmiendo. Sólo había dos turistas más, dos chicos holandeses, el resto eran todos locales.
Antes de llegar a Likoma, hicimos una parada de una hora y pico en una minúscula isla que hay al lado, Chizumulu. Allí hubo gente que subió y gente que bajó. Como el ferry no podía llegar hasta la playa, la gente venía con pequeñas barquitas motorizadas cargadas de gente y desde allí saltaban al ferry. Era divertido ver el espectáculo desde arriba. Lo que aún no sabía era que a mí me tocaría hacer lo mismo en la siguiente parada. Entre la gente que subió en Chizumulu había dos viajeras, Sara, otra catalana, y Anine, noruega. Las dos estaban viajando solas, se habían conocido unos días antes y se habían juntado para visitar las islas. El proceso de bajar del barco y llegar hasta el lodge donde nos alojaríamos fue bastante peculiar, y muy divertido. Nos juntamos los cinco viajeros: Sara, Anine, y los dos holandeses, Maarten y Rogier. Decidimos alojarnos todos en el mismo sitio, sólo había un par de sitios para escoger. Nos acompañó Alex, un chico de la isla que trabaja para el lodge al que íbamos y que se encarga de convencer a los viajeros del barco para que vayan allí. Él estaba en el barco con nosotros también. En Likoma el ferry tampoco puede llegar hasta la costa así que se para en medio del a bahía y vienen las pequeña barquitas a recogerte. El proceso es genial. Sólo hay un sitio por el que se puede bajar, o mejor dicho saltar. Todo el mundo quiere salir al a vez así que se crea un buen caos de personas y paquetes. Estuvimos una hora esperando entre empujones hasta que conseguimos llegar al sitio de la salida. Al parecer las primeras barcas que llegan son de pago. Si quieres bajarte de los primeros tiene que pagar por el lujo. Nosotros esperamos a las barcas oficiales del ferry que eran gratis. Aunque tampoco hubiéramos podidos salir antes entre tanto meollo. Del ferry a la barca pequeña a la que hay que saltar hay un metro y pico, con una especie de escaleras para agarrarse. Por si el salto en si no implicara suficiente peligro, todo el mundo salta a la vez, mientras las mochilas y los paquetes vuelan por los aires. Sara, Anine, y uno de los chicos saltaron primero. Yo tiré mi mochila grande hacia abajo y alguien la recogió. Prefería que se hundiera la mochila a hundirme yo con ella. Sorprendentemente entramos los cinco, mochilas incluidas, en la barca. Éramos nosotros y mil personas más. Había tanto peso que la barca solo sobresalía un par de centímetros del agua. Pero lo mejor fue cuando vi que la barca tampoco llegaba hasta la arena y que los últimos seis o siete metros tenías que caminarlos por dentro del agua. Lo primero que hice fue mirar mis pies. Iba con los pantalones largos y las bambas. Miré a Sara y ella iba con pantalón corto y chanclas. Se notaba que ella ya había pasado por eso. Yo, claramente, no me había vestido adecuadamente. Así que metí las bambas en la mochila y me subí los pantalones por encima de las rodillas. Era un trozo muy corto, pero un pequeño tropezón y todas mis cosas (ordenador, cámara de fotos, móvil…) al agua. Por suerte Alex llevó mi mochila grande y yo fui sólo con la pequeña. Una vez en tierra nos subimos al único taxi que hay en la isla. Fuimos sentados detrás de la pick-up unos veinte minutos hasta que llegamos a Mango Drift, el lodge donde estaríamos. Era una larga playa de arena con algunos chalets, un dormitorio compartido e infinito espacio para acampar delante del lago. Ellos durmieron en el dormitorio y yo planté mi tienda bajo los árboles. Hacía tres meses que estaba cargando mi tienda sin usarla así que decidí que ese era buen sitio para aprovecharla. Eso era la tranquilidad absoluta. Para hacerlo aún más increíble nos prepararon una mesa en medio de la playa donde cenamos con velas junto al ruido del lago, espectacular.
Por la mañana siguiente Anine, Sara y yo fuimos a dar una pequeña vuelta con el kayak y hacer snorkel. Por la tarde nos fuimos los cinco a caminar por la isla. Como no estamos en época de lluvias está todo seco y con un color amarillento. Lo mejor del paisaje son los baobabs. Estos árboles de troncos gruesos y con ramas muy finas que parece que sean raíces. Están por todos lados y son impresionantes. Caminamos una hora más o menos hasta llegar al pueblo principal. Pasamos por varias casitas y nos cruzamos con varios grupos de niños que querían que les sacáramos fotos. Cerca del pueblo hay una enorme catedral que contrasta con las pequeñas casitas de los alrededores. Nos pasamos mucho rato jugando con los niños del pueblo. Nos sacábamos fotos divertidas y se las ensañábamos. A ellos les encantaba e iban posando para nosotros. También les perseguíamos y se reían muchísimo. Cuando ya estábamos agotados de jugar y ya era de noche fuimos a un restaurante local a cenar.
El principal problema de los viajeros que vienen a la isla es encontrar la manera de salir de allí. Si estás viajando para largo tiempo como yo no te importa mucho quedarte allí unos días esperando el siguiente ferry, pero si tienes pocos días puede ser un problema estar allí atrapado. Las dos chicas tenían bastante prisa para irse porque no les quedaban muchos días. En la isla hay una pequeña pista de aterrizaje. Es posible llegar con avioneta pero son vuelos chárter muy caros. Lo bueno es que si encuentras uno que vuelve vacío te dejan subirte por muy buen precio. Al final encontraron un hueco y se fueron el día siguiente. Los holandeses y yo nos quedamos vagueando todo el día por el lodge, se estaba genial. Ellos se subieron en otro vuelo vacío el lunes por la mañana. Yo ese día me fui a bucear con Ben, otro holandés que es el responsable del lodge. Nunca había buceado en agua dulce y me hacía ilusión probarlo. Estuvimos caminando unos veinte minutos hasta un lujoso lodge que hay en el sur de la isla. Dormir allí cuesta más de 500 dólares la noche. Allí estaba el centro de buceo, desde donde cogimos una barca y fuimos a hacer una inmersión en una pequeña isla de rocas que hay cerca de la costa. La inmersión me gustó bastante más de lo que me esperaba. El fondo del lago está lleno de rocas enormes. Bajamos a 30 metros y estuvimos pasando entre agujeros y túneles formados por las rocas. Hay muchos menos peces y colores que en el mar tropical, pero pudimos ver varios peces pequeñitos de colores azules y amarillos y tres o cuatro grandes catfish, se reconocen fácilmente porque como su nombre indica tiene largos bigotes de gato. La visibilidad era muy buena. A la vuelta estuve caminando por la costa hasta el lodge y me crucé con varios pescadores que tenían el pescado secándose bajo el sol. También había mujeres durmiendo en la sombra y varios niños jugando con el agua del lago.
El martes el ferry sale teóricamente a las 2 del mediodía. Pero ese día, algo que pasa una vez al mes aproximadamente, se ve que el barco venía cargado con muchísimos sacos llenos de maíz. Como los tienen que ir descargando a peso y con las pequeñas barcas, tardan mucho tiempo. Al final el ferry salió a las 20h, a la hora que supuestamente tenía que llegar a Nkhata Bay. El proceso de subir al barco fue el mismo que el de bajada pero a la inversa, con el añadido de que esta vez era de noche y aún era más emocionante. Coincidí con otra chica que también viajaba sola. Nos instalamos en una esquina del barco y nos pusimos a dormir. Llegamos al puerto a las 2 de la mañana, pero estábamos muy dormidas y a esas horas tampoco se podía ir a ningún sitio. Así que nos quedamos durmiendo en el barco hasta las 5 y pico que salió el sol y volví caminando hasta el lodge de Nkhata Bay.
Sin duda merece la pena vivir la experiencia de viajar en el Ilala y pasar unos días desconectado de todo en Likoma Island. En la próxima entrada os explico lo que he estado haciendo por Nkhata Bay, ayer fue mi último día allí. Ahora estoy en Lilongwe, la capital de Malawi. Acabo de encontrarme con Maarten y Rogier en el hostal y estamos tomado una cerveza. Lo gracioso de viajar por largo tiempo es que te cruzas varias veces con la misma gente.
Podéis ver las fotos del ferry y la isla en el siguiente link:
Rosa dice
Quina experiencia! No va caure ningu ni cap paquet a l’aigua? Tot un exit! Jajaja
Es molt diferent bucejar en aigua dolce? Has de portar molt mes pes no?
Al llac sembla que sigui el mar!!!
Sobte la quantitat de gent que et trobes viatjant sola…. I la quantitat de catalans…
Petons
Kris Xerca dice
No no va caure ningú, un miracle jeje
Si el llac sembla el mar…es fa bastant raro que l’aigua no sigui salada
Es el contrari…l’aigua dolça es menys densa que la salada, per tan flotes menys, i has de portar menys pes. De fet anavem sense pesos.
Si hi ha molta gent viatjant sola…i moltes noies!
Rosa dice
Es veritat a l’aigua dolça flotes menys!
Petitona l’aranya de la mosquitera!!! Jaja
Kris Xerca dice
jajaj si…per sort no era la meva mosquitera…
Pau dice
No hi ha fotos de la inmersio al llac? Jeje. Bona experiencia!!
Kris Xerca dice
Pau, vaig fer fotos de la immersió pero van quedar la majoria borroses…només en vaig salvar 3. Estan penjades, pero no s’aprecia gaire res del paisatge….una llastima. He actualitzat el link de les fotos!
Pau dice
Que curios! Quin fons, les roques son molt peculiars i per ser aigua dolça prou bona visibilitat!! M’ha sorpres shorties i el que suposo que era el guia amb aletes i traje d’apneista! Si anaveu amb shorties que l’aigua a 28… I dius sense ploms.. Ampolles de 10 semblen? Acer no? Jajaja. Potser son preguntes una mica de frikie.. Jeje..Molt booo! Una enveja molt sana! La resta de les fotos i el post molt bo! Mil llocs x descubrir i gent per coneixer!! A vere si busseges a sudafrica i ja passaras les fotos amb els…
Kris Xerca dice
jejej si les roques del fons eren xulíssimes. Bueno jo anava am shorties pq es el que hi havia…i me’n vaig posar dos pq normalment tinc bastan fred, pero en realitat sestava be. Ell anava amb el traje dapneista pq era el seu i es el que tenia…Les ampolles son dacer i diria que de 12, son me curtes xo mes amples que les d’alumini (almenys les que he vist jo). A Kenya i Zanzibar tmb eren d’acer…crec que es el que es porta aki….jeeje si una immersio a sudafrica esta assegurada;)