Zanzíbar es una isla situada en la costa nordeste de Tanzania. Es una de estas islas paradisíacas con largas playas de arena blanca, aguas turquesas y palmeras. En todas la guías de viajes que hablan del este africano destacan Zanzíbar como destino imprescindible y son pocos los viajeros que se van de Tanzania sin pasar antes por la isla. Por otro lado, también es cierto que en varios sitios advierten de la gran afluencia de turistas y de la cantidad de hoteles y resorts que se han construido, lo cual hace que se haya perdido un poco la magia del lugar. Cuando estaba organizado mi viaje tenía claro que no quería perderme la costa y unos días de relax en la playa estaban asegurados. Coincidiendo que estaba a la mitad de mi viaje, que había venido Blanca y que además era Agosto, parecía el momento más adecuado para mi dosis de sol veraniego. Pero no tenía muy claro cuál era el mejor lugar. El hecho de que Zanzíbar fuera tan popular me daba miedo. No quería acabar en una de esas playas abarrotadas de turistas, llenas de tumbonas y sombrillas y tener la sensación de haber vuelto a España a pasar el verano. Hablando con la gente había opiniones de todo, desde gente que estaba totalmente enamorada del sitio hasta gente que nos había dicho que no merecía la pena. Estuve considerando ir a la isla de Pemba, otra isla del mismo archipiélago situada un poco más al norte o a la isla de Mafia, hacia el sur. Ambas islas también parecen ser sitios paradisíacos y son mucho menos populares. Pero el alojamiento era igual o más caro que en Zanzíbar y el acceso bastante más complicado. Así que finalmente decidí darle una oportunidad a la isla de Zanzíbar y juzgar por mí misma si merecía la pena o no. Es una isla alargada, paralela a la costa. Stone Town, la capital, está situada en la costa oeste aproximadamente a la mitad de la isla. Teníamos en total diez días y decidimos pasar la primera noche en Stone Town, las siguientes cinco noches en Nungwi, en el norte de la isla, y las últimas cuatro en Paje, en el sur. Además, decidimos alquilar un coche para poder movernos por la isla cómodamente sin depender de los dalla-dalla ni tener que pagar precios desorbitados por los taxis. Poca gente recomienda alquilar un coche en la isla, pero después de estar dándole vueltas, la intuición me decía que sería la mejor opción. Me gustaba la idea de estar unos días a nuestro aire, perdiéndonos por los caminos y con la tranquilidad de poder ir a cualquier lado a cualquier momento. Además, conducir por África y encima por el otro lado de la carretera sería un reto emocionante. Sólo faltaba mirar el presupuesto. Después de ver que los alquileres eran más que asequibles la decisión estaba tomada ¡Teníamos el plan perfecto para unas vacaciones de p*** madre!
Desde Dar es Salaam, la principal ciudad de Tanzania, cogimos un ferry bastante rápido y moderno que nos llevó a Stone Town en menos de dos horas. Llegamos a media mañana y nos dirigimos al hostal más barato que había encontrado, Karibu Inn, que resultó ser bastante mejor de lo que describía la guía. Habitación compartida, pero con baño dentro, muy bien situado y con dos recepcionistas muy agradables. Para una sola noche, más que suficiente. Después de dejar las mochilas estuvimos paseando por el casco antiguo de la ciudad. En Zanzíbar se respira un aire diferente al resto de Tanzania. Igual que pasa en Kenia, la gente de la costa es musulmana. La gente, la ropa, las casas, el ambiente…son una mezcla de las culturas asiática, africana y árabe. Es aquí donde se puede ver la auténtica cultura swahili, en realidad una mezcla de las tres anteriores. Stone Town es una de esas ciudades que se han desarrollado alrededor del turismo pero que siguen conservando su espíritu. El centro está lleno de calles estrechas y la mayoría de las tiendas están destinadas a los viajeros con ropa, bolsos, cuadros, figuras etc. Aun así las casas siguen conservando su aspecto tradicional y la gente sigue haciendo vida en la calle, por lo que se puede ver la esencia del lugar. Son muy famosas las enormes puertas de madera con elaborados detalles que pueden verse en la mayoría de las casas. Al alejarse un poco de la zona turística, la cantidad de gente, de tráfico y de caos en general es el común en cualquier ciudad grande africana. Estuvimos paseando por el mercado y pudimos ver el clásico espectáculo de gente vendiendo, gente comprando y gente cargando cosas de un lado a otro. Movimiento, ruidos y colores. Hay muchas paradas donde venden especies, muy típicas de la zona. Por la noche, en una zona abierta al lado del mar ponen varios puestos de pescado fresco. Cada vendedor tiene su mesa con todo tipo de pescados y mariscos. Escoges lo que quieres y te lo calientan. Después coges el plato, te sientas en alguno de los bancos de los alrededores y a disfrutar. Las mesas están iluminadas con lámparas de parafina y el ambiente es muy acogedor. Bueno, bonito y barato. Me encantó.
El día siguiente estuvimos paseando por los jardines y la zona del puerto de pescadores. A las once de la mañana habíamos quedado con el chico del alquiler, que nos traía el coche hasta el hostal. Alquilamos un jeep con una empresa que se llama Kibabu Cars, por 30 dólares al día. Es una empresa local y estuve hablando bastante por email con el responsable y me pareció muy amable y eficaz. Para conducir por la isla es necesario tener un carnet de conducir local, un puro trámite que se han inventado para sacar dinero de los turistas, creo yo. Pero bueno, por 10 dólares por persona se puede conseguir fácilmente. Mandándole una copia de nuestro carnet español por email nos lo tramitó todo él. También habíamos firmado ya el contrato por lo que coger el coche fue muy rápido, algo poco habitual aquí. Uno de los principales problemas que te puedes encontrar en la isla, y sobre lo que había leído bastante en internet, es que la policía es muy corrupta. Si te ven que eres de fuera intentan sacarte dinero con cualquier excusa. Eso nos daba un poco de miedo pero el chico nos estuvo dando algunos consejos. Nos dijo que normalmente si ven que has “comprado” el carnet local no te molestan mucho, pero que en caso de que se pusieran pesados nos hiciéramos las simpáticas y si se ponían muy cabezotas les “amenazáramos amablemente” con llamar a un abogado de la embajada española y les pidiéramos sus datos.
En fin, que Stone Town era muy bonito, pero con un día había más que de sobras y teníamos ganas de ver ya las palmeras, el agua y la arena. Nuestro primer objetivo era ver las playas más bonitas de la isla y nuestro segundo objetivo era ponernos negras hasta que nos confundieran con los locales. Bueno, los objetivos no eran necesariamente en ese orden, pero da igual, porque eran perfectamente compatibles 😉 Pero primero teníamos que llegar a Nungwi, situado en la punta norte de la isla y a una hora aproximadamente en coche, e ir superando las pequeñas pruebas que nos pondría la isla. Una vez dentro del coche empezaba la aventura. Como podéis imaginar las normas de circulación africanas difieren bastante de las que conocemos. Por suerte, aunque aún no había conducido, llevaba muchas horas de carretera y creo que había cogido un poco la idea de “lo que se lleva” por aquí. Aquí no hay que mirar ni señales, ni direcciones, ni semáforos ni pasos de cebra. Básicamente hay que ir tirando hacia donde quieres llegar e ir esquivando todo lo que te pase por delante. Puede ser un tío con una bici cargando gallinas, dos que arrastran una carretilla llenísima de cubos, una mujer con una maleta en la cabeza, un camión, un dalla-dalla apresurado, uno encima de un carro tirado por una vaca…las posibilidades son infinitas. Cuando conducía tenía la sensación de que estaba jugando a la play a uno de esos juegos que te van disparando cosas y las tienes que ir esquivando. La clave está en no perder los nervios y en adaptarse a sus normas. Si intentas jugar con normas occidentales no llegas a ninguna parte. En realidad tiene su gracia. Salir de la ciudad sin llevarte a nadie por delante es todo un logro. Después el caos disminuye, pero aun así las pruebas continúan. La carretera va pasando por pequeños pueblos. Entre pueblo y pueblo hay centenares de personas que van de un sitio a otro caminando y en bicicleta. Todos van cargados. Hay otros que están sentados al lado del camino vendiendo cosas o simplemente pasando el rato. Hay poco tráfico, pero de vez en cuando pasan algunos dalla-dalla a toda velocidad. Tiene gracia que te adelante una minivan hecha polvo que probablemente triplica el peso que puede llevar. Hay algunos momentos en que en cuestión de segundos tienes que decidir entre chocar contra un dalla-dalla que viene de frente adelantando por “el carril del medio” o cargarte al tío que le ha dado por echarse una siesta en la cuneta. Creo que sudé más para llegar a Nungwi que para subir al Kilimanjaro. Pero las vistas durante el camino y lo que nos encontramos al llegar compensaban de lejos el esfuerzo.
Como he comentado, Nungwi está situado justo en la punta norte de la isla. Cuando vas llegando hay un momento en que la carretera desaparece y tienes que empezar a circular entre caminos de arena entre las casas y la gente del pueblo. No nos esperábamos eso para nada, era un pueblo completamente tradicional. Nosotros nos alojamos en Union Beach Bungalows, situado en la costa oeste de Nungwi. En general los precios en Zanzíbar son bastante más altos que en el resto de Tanzania, sobretodo el alojamiento. Era imposible encontrar nada que bajara de 40 dólares la habitación doble. Ya sé que no es mucho, pero no suelo pagar más de 10 dólares, así que eso era bastante para mi presupuesto. Al final en este sitio me dejaron la habitación por 35 dólares la noche si estábamos cinco días. En las fotos se veían unas pequeñas casitas bajas delante de la playa y parecía bonito. La verdad es que me sorprendió muy positivamente. Teníamos una habitación enorme para las dos, con una cama de matrimonio y dos individuales para los niños que no tenemos. Además, con el baño dentro de la habitación. Vale, era un sitio viejo y poco mantenido, pero estaba decentemente limpio y a primera línea de mar. Teníamos el desayuno incluido en el restaurante de en frente. Tenía las mesas en la arena y unas vistas preciosas con unos atardeceres espectaculares. Eso sí, tardaban siglos en servirte. La zona era muy tranquila. Había varios turistas pero en general el ambiente era muy relajado y no se veía para nada abarrotado. Caminando por la playa había varios resorts y hoteles, pero no estaba exageradamente llenos. Hacia la zona más al sur había más cosas y alguna discoteca con más ambiente de noche. Nosotras, sin saberlo, estábamos en el sitio perfecto, ya que si queríamos tener más ambiente sólo caminando unos minutos lo teníamos, pero estábamos lo suficientemente lejos para no oír la música desde la habitación. Nungwi es un pueblo de pescadores y también un centro de construcción de dhows, los barcos que utilizan en la zona. Al salir de la playa y empezar a caminar por el pueblo te sientes enseguida inmerso en la cultura. Hay hombres, mujeres y muchos niños por las pequeñas calles. Las mujeres van vestidas con unas telas de colores preciosas (kangas) y los hombres llevan una especie de sombrero de forma cilíndrica (kofia) y unas túnicas blancas o de color crema (kanzu). Aunque muchos chicos jóvenes van vestidos de forma más moderna, muchos con camisetas de equipos de fútbol o de estas patrocinadas por algunas marcas, se ve de todo. Las niñas van al colegio con unas faldas azules y unos velos blancos, cuando van todas en grupo dan la sensación de estar en un convento de monjas. Se pueden ver a varios hombres, jóvenes y viejos, construyendo los barcos o tejiendo las redes para pescar. También hay varios grupos de chicos jugando a fútbol en la playa o practicando acrobacias.
Los dos primeros días fuimos a pasar el día en dos playas de la costa nordeste. La primera Matemwe, al norte, y la segunda Pongwe, un poco más al sur. Al ir con el coche nos podíamos mover muy cómodamente. Hay muy pocas indicaciones pero con un mapa y un poco de intuición se llega fácilmente a cualquier parte. Normalmente al llegar a la playa buscábamos algún alojamiento donde nos dejaran aparcar dentro. La verdad es que fue todo muy simple. Los dos sitios fueron impresionantes. Largas playas de arena blanca, con agua turquesa y palmeras. Y lo mejor de todo es que estábamos completamente solas. Estábamos realmente sorprendidas de que no hubiera nadie. Hasta daba la sensación de que algunas zonas estuvieran abandonadas ¿Dónde estaba la gente? Y eso que en teoría era temporada alta. Así que podíamos escoger de entre las seis o siete tumbonas que había la que más nos gustara. Nos pasamos bastantes horas disfrutando del sol y del ruido de las olas. Una de las tardes fuimos a ver el atardecer en Kendwa, una playa situada a muy pocos quilómetros de Nungwi, en la costa oeste. Esa fue la primera vez que vimos una aglomeración de turistas. El 90% eran italianos y los 10% restantes españoles. La playa era muy bonita, con una gran entrada de arena que dejaba mucho espacio para tumbarse. Aprovechamos la ocasión para cenar en la terraza de un restaurante italiano mientras veíamos la puesta de sol. El último día lo pasamos cerca de una pequeña isla llamada Nnemba. Fuimos con un barco de una escuela de buceo, Diving Poseidon. Hice un par de inmersiones donde pude disfrutar de muchísimos peces tropicales y una bonita tortuga que estaba descansando entre los corales.
Tuve la suerte de poder celebrar mis 27 años en este increíble sitio. La noche anterior cenamos en el restaurante de siempre pero esta vez pedimos un plato de marisco para compartir. Media langosta, gambas, pulpo, calamares y algo más, todo por ¡20euros en total! Además, esa noche nos animamos a tomar unas copas y tuvimos la suerte de coincidir con otros tres viajeros y nos juntamos a hacer unas partidas de cartas. A media noche Blanca me sorprendió con unas velas y un regalo de cumpleaños genial. Era un video que había montado mi hermana y en el que salían todos mis amigos y familia felicitándome y haciendo auténticas tonterías. Emocionante y muy divertido. Aprovecho para volver a daros las gracias a todos. Después de ver el vídeo y tomar alguna copa más nos fuimos al “Cholos”, la discoteca del pueblo. Bueno, es bastante difícil describir el ambiente que había, eso lo dejaré para vuestra imaginación. Daba para reírse un buen rato mirando a la gente, una mezcla bastante curiosa de locales y extranjeros. Pero para disfrutarlo del todo creo que hacían falta más copas de las que habíamos tomado.
Los últimos días fuimos a Paje, un pueblo en la costa sureste. Allí nos alojamos en Teddy’s Place, en una bonita cabaña por 50 dólares la noche. Es de estos sitios que son más bonitos en la página web que en la realidad. Estábamos convencidas de que estaba a primera línea de mar pero no era así. Era un terreno rodeado con una especie de muralla de castillo. Estaba a muy pocos metros de la playa, pero después de las vistas que habíamos tenido en Nungwi, esto dejaba un poco que desear. La cabaña era muy auténtica, hecha con materiales locales. Había una cama arriba y otra en un altillo de madera. El suelo de abajo era de arena de playa, poco práctico para varios días, pero me pareció original. El problema principal era que en el bar había un par de camareros bastante “chulines” que ponían la música a todo trapo todas las noches. Y además, una noche hubo un fiestón en el local de al lado hasta las cinco de la madrugada. La música estaba tan fuerte que parecía que estuviéramos durmiendo dentro de alguna discoteca ibicenca. Yo por suerte me duermo fácilmente, pero puede llegar a ser bastante molesto. Vamos, que el sitio no lo repetiríamos.
Aun así la playa era muy bonita. Parecida a las que habíamos visto también en la costa este en el norte de la isla. Aquí había más gente y sobretodo muchas escuelas de kitesurf. Parece ser que tiene las condiciones ideales para practicar este deporte y durante todo el día se veían los kites de diferentes colores sobrevolando la playa. Uno de los días fuimos a la playa de Bwejuu, a muy pocos quilómetros al norte de Paje. Ese día fuimos temprano y cuando llegamos la marea aún estaba muy baja. El agua estaba a un par de quilómetros como mínimo, los cambios son enormes. Lo bueno es que cuando la marea está baja se puede ver a todas las mujeres que están cultivando algas. En las pequeñas zonas que quedan encharcadas ponen un par de filas de palos clavados en la arena. Unen los palos de ambas filas con un hilo y ahí atan las algas. Estas algas las exportan a varios países donde las usan para cosméticos y medicamentos. Cuando la marea empieza a subir se puede ver como todas se van levantando progresivamente y caminan hacia la costa cargadas de algas.
Uno de los días fuimos a hacer una de las actividades más emocionantes que ofrece la isla. En el sur oeste, cerca del pueblo de Kisimkazi siempre hay varias familias de delfines nadando cerca de la costa y es posible acercarse en barco para verles y hasta bañarse con ellos. Los mejores momentos para verles son por la mañana y a última hora de la tarde que es cuando nadan por la superficie. Durante las horas de más calor suelen quedarse bajo el agua. La mayoría de barcos salen por la mañana ya que hay menos viento que por la tarde. Así que salimos a las 6 de la mañana de Paje y antes de las 7 ya estábamos en la barca, con el equipo de snorkel. La barca era pequeña e íbamos seis personas en total, más el guía. Cuando llevábamos unos veinte minutos o media hora navegando empezamos a ver los primeros delfines. Cuando veíamos una familia de delfines todos saltábamos de la barca e intentábamos nadar tan cerca de ellos como fuera posible. Normalmente los delfines estaban unos segundos nadando por la superficie pero cuando veían a demasiada gente se iban hacia el fondo. Entonces volvíamos a subir a las barcas e íbamos a buscar a otra familia. Había unas diez barcas y la clave estaba en llegar antes que los demás para poder tirarte al agua antes de que estuviera lleno de personas. Estuvimos una hora y pico siguiendo los delfines y hubo algunas veces que los teníamos realmente cerca, a menos de un metro. No les tocábamos para no molestares, pero los podríamos haber tocado de lo cerca que estaban. Fue una experiencia impresionante. Al volver íbamos comentando emocionadas todo lo que habíamos visto.
Después fuimos a desayunar a un restaurante cerca de la playa. Allí pudimos ver como algunas mujeres fabrican cuerdas a partir de los hilos de las cáscaras de los cocos. Dejan los cocos bajo el agua del mar durante un par de semanas para que se ablanden y después van cogiendo los hilos y enrollándolos para formar una cuerda que queda muy resistente. Es espectacular ver todo lo que sacan de la naturaleza y como trabajan a mano. Después de desayunar fuimos a pasar el día en la playa de Jambiani, muy cerca de Paje y parecida a las otras. El último día que estábamos en la isla estaba muy nublado, así que como no pudimos tomar el sol decidimos alquilar unas bicicletas y estuvimos un par de horas recorriendo la playa hacia el norte. Fue bastante incomodo porque no funcionaban muy bien y los sillines estaban muy bajos, pero aun así, era espectacular pedalear por la playa. A medio camino paramos en un sitio donde unos chicos muy amables nos ayudaron a subir el sillín. Tenían un hostal hippy que me encantó. Se llama Mustapha’s Place y creo que si volviera a la isla me alojaría allí. Estaba en la playa de Bwejuu, mucho más tranquila que la de Paje.
En definitiva, creo que Zanzíbar es una isla espectacular y 100% recomendable. Supongo que la gente que no le ha gustado es porque no se ha movido del resort, sino no lo entiendo. Es cierto que hay algunas zonas masificadas, pero quedan muchos sitios tranquilos donde disfrutar del paraíso completamente solo. Se puede disfrutar de playas preciosas, ver la vida tradicional y la cultura swahili, ver los impresionantes fondos marinos y hasta nadar con delfines. Y alquilar un coche también lo recomiendo totalmente si quieres aventurarte a descubrir los rincones de la isla por tu mismo y te atreves a enfrentarte al reto de conducir por África.
Bueno, ahora ya estoy en Malawi, pero aún me queda por explicar mis últimos días en Tanzania. Intentare hacerlo pronto.
Os dejo las fotos de Zanzíbar y un vídeo con un resumen de nuestro paso por la isla. El día de mi cumpleaños me hice un anti-regalo y tiré (sin querer, claro) la cámara de fotos en el suelo de la playa. Entró un montón de arena y el objetivo se quedó atascado. Los últimos días tuvimos que tirar de la cámara del móvil por lo que las fotos bajaron tanto en cantidad como en calidad. Por suerte la pude arreglar en Dar es Salaam al volver.
Rosa dice
Quina illa mes fantastica! Un bon lloc per celebrar el teu aniversari!!!
Genial els dofins! Quina pasada!
Veig que li has agafat la practica a conduir per Africa!!!! Ara veurem que pasara quan tornis! Jajaja
Molts petons!
Kris Xerca dice
Jajajja si fantastic! Conduir per Àfrica es molt divertit!
Rosa dice
Aaah! Molt xula la decoracio al peu!!!
Kris Xerca dice
Si pero no va durar gaire jeje….
iban dice
Aupa neska, miresgarria benetan! ese video es para compartirlo sin mesuraaa, cuidate. 1abrzoo
Kris Xerca dice
jajaj gracias! un abrazo
Ingrid dice
vaya vacancetes!!! 🙂 que fort banyar-se amb els dofins!!!!
i espero que no atropellessiu a ningú…xD!
Kris Xerca dice
no vem atropellar a ningu..ho vem fer molt be jajja
Ingrid dice
Hi han fotos precioses!!! i estàs molt guapa a la 9 i la 104 ! i quin canvi de color! xD
Kris Xerca dice
jajaj gracies
Miryam dice
Me han hablado maravillas de Zanzíbar, así que habrá que plantearse enserio lo del ir 🙂 Saludos
Sara Cristina dice
Hola Kris!
En cuanto ví la foto mis ganas de ir a Zanzíbar se multiplicaron por dos. Es un lugar que tengo muy anotado en mi lista de pendientes y ver que las posibilidades de practicar distintas actividades son infinitas, no hace más que incrementar esos impulsos viajeros por visitar nuevos territorios.
Muchas gracias por la información, eres toda una experta en África.
Ana dice
Hola! enhorabuena por el blog, es genial!
Te quería preguntar si te acuerdas de alguna referencia del bar donde cenásteis marisco en Nungwi. gracias!
Jose dice
Hola
Excelente post, dan ganas de ir y es muy completo para quienes estamos planeando ir a Zanzibar.
Aparte del coche, que ya me he puesto en contacto con la empresa que has alquilado, en general comer, bucear, excursiones, etc. es caro?
Para una familia de 2 adultos y 1 niño de 8 que presupuesto diario deberia contar?
Desde ya muchas gracias.
Enhorabuena por el blog.
Jose
Paula dice
Hola, muchas gracias por el blog!
Voy este verano, no rollo mochilero total, pero no me gustan las zonas de resort y no moverte de la tumbona. ¿Podrías decirme a tu juicio cuales fueron las zonas que viste mas masificadas? Muchas gracias,
saludos!
Manu dice
Ya he visitado Zanzibar 3 veces. Y las dos últimas he alquilado coche. Sobretodo, recomiendo evitar conducir de noche. Y si llueve, ya es un drama.
Por lo demás, ningún problema. Pole pole, y ya llegarás.
Nungwi, Paje, Michamvi, Kizimkazi,…
Es el paraíso!